domingo, 13 de mayo de 2007

Apnea de sueño obstructiva, una enfermedad progresiva

Se estima que más del 40% de la población adulta ronca ocasionalmente, que más del 20% son roncadores habituales, que 7% son roncadores severos y que 4% sufren apnea de sueño obstructiva. Clínica Las Condes se aproxima a esta cantidad al estimar en 750.000 las personas que padecen apnea de sueño obstructiva en Chile. Siendo que la enfermedad se encuentra aún significativamente subdiagnosticada, el porcentaje podría ser alarmantemente mayor.

Siendo una patología progresiva, existe una gran posibilidad que una cantidad importante de roncadores vayan con el tiempo evolucionando hacia estados más severos, y que aquellos que aún no sufren la enfermedad lo harán dentro de un tiempo.

Ser roncador severo es desde ya un inconveniente, por el daño social que ocasionan al incomodar a sus convivientes. Pero sufrir los síntomas propios de una apnea de sueño debería ser motivo de preocupación y amerita una consulta con un especialista a la brevedad posible para anticiparse a las eventuales graves consecuencias.

Una de cada 5 personas roncadoras habrá desarrolado apnea de sueño obstructiva dentro de 5 años. Provocará con el tiempo otras enfermedades con una menor expectativa de vida.

Bibliografía

JAMA 2003;289:2230-2237 Peter V. Tishler, MD; Emma K. Larkin, MHS; Mark D. Schluchter, PhD; Susan Redline
Incidence of Sleep-Disordered Breathing in an Urban Adult Population
Un seguimiento de 286 varones y mujeres para evaluar el riesgo de desarrollar apnea del sueño concluye que se trata de un trastorno frecuente y que en un período de 5 años, una de cada cinco personas lo desarrollará. Los participantes no presentaban ningún trastorno respiratorio del sueño al inicio de la investigación. Cinco años después, un 16% de los participantes había desarrollado apnea leve a moderada, y un 7,5% apnea severa. Los autores, de un hospital de Cleveland (Estados Unidos), también señalan que los varones jóvenes tienen más probabilidades de desarrollar el trastorno que las mujeres, aunque el riesgo se equipara a partir de los 60 años de edad.